Pueblos Blancos 02 al 08 Noviembre de 2021

EL VIAJE A LOS PUEBLOS BLANCOS

Por fin, después de varios meses de espera pudimos realizar el esperado viaje a los pueblos blancos gaditanos, previsto para la primavera del 19 pero que la pandemia nos obligó a efectuarlo en este pasado otoño.
Una vez en Sevilla nos dirigimos hacia Conil donde estaríamos alojados durante todo el recorrido. Las ruinas romanas de Baelo Claudia sería la primera visita de la jornada inicial que continuaríamos recorriendo las calles de Tarifa, la punta más meridional de Europa, para seguir hasta Algeciras y por la tarde entrar en Gibraltar.
Al día siguiente nos fuimos hasta Jerez de la Frontera para probar sus ricos finos en una conocida bodega jerezana, recorrer la ciudad y por la tarde dirigirnos hasta la bella Medina Sidonia.
El viaje proseguiría por los pueblos blancos más conocidos como Grazalema, con sus lindas panorámicas serranas, Ubrique y Arcos de la Frontera conocida como la “ciudad de los poetas”.
Cádiz, la “tacita de plata” era una de las estrellas del viaje. Recorrimos sus calles, la catedral, el barrio del Pópulo, la plaza Mina, el malecón, para por la tarde, de regreso al hotel, visitar San Fernando, la ciudad natal de Camarón de la Isla.
Los días iban pasando pero nos quedaba otra visita importante como es Sanlúcar de Barrameda. Antes, un paseo por Chipiona, su Virgen de Regla, villa marinera que vio nacer a Rocío Jurado. Ya en Sanlúcar, estuvimos en la desembocadura del Guadalquivir en Bajo Guía, por donde cruzan los romeros su camino hacia el Rocío y donde se realizan las típicas carreras de caballo, para terminar en su centro histórico donde no pudo faltar la tortilla de camarón con un buen fino o una rica caña de cerveza.
Por la tarde nos quedaba la visita a otro precioso pueblo blanco, Vejer de la Frontera, con fantásticas vistas al mar, en pleno estrecho de Gibraltar, con África al fondo. Y como no, ya de nuevo hacia Sevilla para tomar el “ave” con destino a Barcelona finalizando un extraordinario viaje por la costa y la sierra gaditana,

María Dolores Belanche